Busquemos aliados



Busquemos aliados

Vivimos muchas experiencias todos los días. Nos pasan a nosotros mismos y a otras personas. Las observamos o quizás no. Pero todos los días nos enfrentamos a dilemas, cuestionamientos y situaciones: 
- Incómodas

- Difíciles

- Fuera de lugar

- Novedosas

- Que nos sacan de nuestra zona de confort

- Que nos angustian, preocupan y/o lastiman

- Que nos obligan a actuar



Muchas de estas situaciones son buenas y al final, acabamos aprendiendo de ellas. Nos obligan a pensar, a cuestionar nuestras creencias, a crecer y a mejorar.  Pero también hay situaciones incómodas que están fuera de lugar y que nos demuestran que debemos confiar en nosotros mismos, en nuestra intuición y en las señales de alerta.
Hay situaciones tan fuera de lugar, que en realidad están absolutamente mal y no hay manera de encontrarles lo positivo. Hay veces que debemos reaccionar y cuestionar por qué el otro se siente tan cómodo para hacer pasar a los demás un momento así de incómodo e innecesario.

Así me sentí hace poco cuando me sentí discriminada por ser judía. Aunque haya sido en forma de “chiste”. Como yo me sentí así por mi religión, cada quien se puede sentir discriminado por otras razones, todas válidas.

...también todos nos hemos enfrentado a personas:

-Irrespetuosas

-Intolerantes

-Que nos hacen sentir mal

-Con malas intenciones

- O quizás sin malas intenciones, pero que igual nos lastiman y son ofensivas.



El punto es que aunque hayan temáticas que a cada uno le tocan su parte sensible o "personal", hay situaciones que van más allá de que nos muevan o no nuestra parte sensible. La realidad es que sí hay temáticas, cuestionamientos, “chistes” o ideas peligrosas. A lo mejor son ejemplos de discriminación, comentarios racistas, antisemitas, homofóbicos o simplemente ignorantes, pero sumamente ofensivos, peligrosos y fuera de lugar. Comentarios que ofenden directamente la identidad de alguien más, ya sea con buenas o malas intenciones.

Me pregunto: ¿es normal y aceptable hacer este tipo de planteamientos que intencionalmente ofenden, niegan o descalifican la historia o experiencia de un grupo de personas?, ¿por qué no nos obligamos y esperamos que todos logremos pensar de manera crítica?, ¿por qué no aprendemos a diferenciar entre hechos y opiniones? y ¿cómo es que alguien se atreve a hacer comentarios tan dañinos, con o sin la persona o grupo que va a atacar u ofender presente?

Obviamente estos comentarios no son bromas, y al contrario, estos “pedazos” de pensamiento o de ignorancia que salen a la superficie y no se logran filtrar, demuestran el odio, el racismo, los “colores verdaderos” de las personas… pensándolo bien, también demuestran la falta de conocimiento, de respeto y tolerancia, que van más allá de la persona y hablan de un ambiente y sociedad en general. Como sea. Ese tipo de cosas están mal y fuera de lugar.

En estas situaciones, es cuando más importante y necesario es buscar y encontrar aliados. Siempre hay por lo menos uno. En momentos difíciles, es cuando nos damos cuenta de quiénes están para nosotros, quiénes son valientes y quiénes no se quedan en la indiferencia.

Siempre que pasa algo malo, encontremos a las personas que nos apoyan, nos defienden y en especial, reaccionan cuando alguien más nos lastimó.

Porque también todos conocemos personas:

- Empáticas

- Tolerantes

- Valientes

- Auténticas

Encontremos a estas personas y mantengámoslas cerca, que nos motiven para no ser indiferentes y a actuar cuando la discriminación no sea hacia nosotros mismos. Que su ejemplo nos haga salir de nuestra comodidad de observador y nos empuje a hablar, a cuestionar y a pelear.

Pensar de manera diferente es válido, dialogar es válido y necesario, aprender a escuchar a personas con otro pensamiento es parte de la vida. Pero también hay límites, hay diferencias entre cuestionar para aprender y con buenas intenciones, y preguntar con malas intenciones o burlarse de alguien más.

Lo que me preocupa es que no se logre diferenciar entre un hecho y una opinión; entre ganas de aprender y cuestionar, y de negar lo que es parte de la historia; entre la diferencia de creencias y posturas, y las ofensas, groserías y faltas de respeto hacía los demás; diferenciar entre tener problemas y reservas hacia algo en específico, y transformarlo en forma de odio o discriminación hacia otra cosa o alguien más.

Hoy que hay tantos ataques a minorías, personas diferentes a uno y muestras de intolerancia, entendamos por qué duelen tanto.

Hay acciones o comentarios que van directamente hacia una parte grande e importante de nosotros mismos y nuestra identidad. Enfrentarnos a esto nos obliga a reaccionar. Pero nuestra reacción es una elección, y aunque casi siempre se puede explicar, dialogar y llegar a un acuerdo, hay veces que no se puede cambiar la postura del otro.

En estas situaciones, además de proteger a todo un grupo de personas, hay que cuidarse a uno mismo y hacer lo que se tenga que hacer. Pensando y siendo responsable.

El punto de todo esto es que no se puede cambiar la mentalidad de todos, ni hacerlos entrar en razón. Se puede intentar, pero muchas veces ya no está en uno mismo, y el otro tiene que entender que el daño que causó y la gravedad de lo que hizo o dijo, va mucho más allá del daño que le hizo a la persona que escuchó.

Pero siempre, o casi siempre, podemos encontrar aliados. Por lo menos uno, y eso es muy valioso. También, seamos conscientes de cuando nosotros discriminamos, estamos fuera de lugar y lastimamos a los demás. Intentemos ser los aliados que queremos encontrar y cuando nos sintamos víctimas, propongámonos no hacer sentir así a alguien más.





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